No quiero más que entres en mis pensamientos ya volcados para la nada.
No quiero más que tus ojos vaguen por mi rostro triste que ya sintió tantas lágrimas y es dueño de un mundo de expresiones que nadie supo hasta hoy definir.
No quiero más que tu voz hiera mis oídos ahora acostumbrados a otros ruídos, como el sonar de alas de mariposas recién despiertas para alzar.
No quiero más que mi mirada, cansada y desnutrida, tropiece en tu mirada irónica y divertida con la conquista que juzgó haber hecho.
No quiero más que tus manos, fingiéndose distraídas, intenten rozar mis manos caídas.
Sólo quiero quedarme quieta en mi rincón, soportando el desencanto que ya existía, bien antes de que llegaras.
*Vera Regina Marçallo Gaetani
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